U. de Santiago impulsa metodologías activas en enseñanza media para impactar en brechas de género

Por Javiera Mateluna, 13 de diciembre 2019.
Generar una propuesta para promover la percepción de autoeficacia hacia la Física, implementando metodologías activas -o de aprendizaje activo- en el aula escolar, fue el objetivo del estudio adjudicado al Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondecyt iniciación) que lidera la académica del Departamento de Física del plantel, Dra. Carla Hernández. En un contexto en que Chile resulta el quinto país con mayores diferencias de género para el estudio de carreras científicas -según el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA) 2018-, la académica buscó investigar mecanismos para disminuir las brechas entre alumnas y alumnos en el aprendizaje de la Física.

La idea de trabajar con estas metodologías -que desde hace 40 años se vienen desarrollando- parte porque han demostrado potenciar el aprendizaje en la educación superior: "Se sabe que son efectivas bajo ciertas condiciones y ciertos contextos, pero la mayoría de los estudios que hay sobre su efectividad son a nivel universitario, y muy poco se ha explorado a nivel escolar", señala la Subdirectora de Vinculación con el Medio del Departamento de Física. Junto con ello, se ha investigado su impacto en la reducción de brechas de género, aunque con resultados aún no definitivos.

Las metodologías activas se basan en la construcción del aprendizaje entre pares, ya que son los estudiantes quienes buscan las respuestas, y los profesores quienes los estimulan con preguntas y actividades. El alumnado pasa a ser protagonista de la clase, lo que trae un beneficio para las mujeres: "En el momento en que tienen ese rol protagónico es más probable que haya un empoderamiento, que te guste mucho más la disciplina por el hecho de que ves que es algo que puedes hacer. Es darle más oportunidades a las mujeres en el aula", señala la investigadora.

La Dra. en Didáctica de la Matemática y las Ciencias Experimentales, también consideró en el estudio que las diferencias de aprendizaje entre alumnos y alumnas están vinculadas con la percepción de su autoeficacia, es decir, con la creencias de sus propias capacidades. Existen cuatro fuentes que contribuyen a su desarrollo: la relacionada a la percepción personal, a la comparación con sus pares, a los estímulos del medio, y finalmente, a las características fisiológicas. Los estudios sobre esta materia han mostrado que la autoeficacia se correlaciona positivamente con el rendimiento, por lo que, al implementar además metodologías activas, el impacto puede ser mayor.

Uno de los hallazgos de la Dra. Hernández fue que, al diagnosticar la percepción de autoeficacia hacia la Física, esta resultó ser mayor en hombres que en mujeres, sin embargo: "Nos dimos cuenta de que el factor que depende de los estímulos sociales, por ejemplo, de las familias o los docentes, está afectando negativamente la percepción tanto a hombres como a mujeres. Ahí hay algo que hay que debe ser abordado en las escuelas", destaca.

 

Por otro lado, se observó una mejor percepción de la autoeficacia para las estudiantes que están en colegios de mujeres, porque el no tener un par masculino con el cual compararse -señala la investigadora- hace que las alumnas se sientan mejor: "En la parte que tiene que ver con la comparación con los pares, resulta que la percepción de autoeficacia de las mujeres que están en colegios solo de mujeres es mucho más alta", declara la investigadora.

El estudio también constató la mejora del conocimiento en Física mediante el uso de metodologías activas. Al comparar el antes y el después del aprendizaje, se evidenció que los resultados coinciden con lo que se reportaba en estudios anteriores, aunque a nivel universitario. Sin embargo, en estos hallazgos también influye el nivel de razonamiento del estudiantado que se pudo diagnosticar: "Es muy alto el porcentaje de estudiantes que está en un nivel de razonamiento concreto, que es el más bajo, y eso podría explicar en parte por qué en PISA también les va mal", recalca la académica.

Para la realización de esta investigación, primero se trabajó durante un año con profesores de Física, quienes asistieron a la Universidad de Santiago para participar de talleres de capacitación gratuitos. De ellos, nueve continuaron con el proceso para construir en conjunto una propuesta de implementación de metodologías activas en el aula, formando la primera Comunidad de desarrollo profesional Docente en Física del país. Luego, se fueron observando durante dos meses los aprendizajes de la disciplina en cinco colegios de la Región Metropolitana, abarcando alrededor de 450 estudiantes. Para esto, se aplicaron tres instrumentos reconocidos, pero adaptados al contexto escolar. Uno de ellos, para determinar el nivel de logro en Física, otro para la percepción de autoeficacia, y el último para el nivel de razonamiento de los estudiantes.

"En el proyecto resultó muy bien la comunidad docente que conformamos con los profesores de Física que participaron del proyecto. Con ellos nos juntábamos todos los viernes a trabajar, discutir, y a generar y validar propuestas. Es difícil que se generen grupos de colaboración de este estilo dentro de las escuelas, pero las metodologías activas lo requieren y para ello el apoyo desde la Universidad es fundamental", declara la Dra. Hernández.

 

Innovación en la enseñanza escolar

 

Para la Dra. Hernández, los resultados del estudio son relevantes, pero en ningún caso concluyentes. Con la existencia de elementos socioculturales que influyen en la baja percepción de autoeficacia, las brechas de género en el aula se mantienen, pese a que las metodologías activas ayudan a reducirlas: "El problema es que en esos estímulos hay mucho estereotipo. Cuando uno cambia las metodologías, se logran hacer ciertos cambios, pero jamas va a ser un cambio radical mientras haya toda una historia cultural en torno al estudiantado". El llamado es a seguir profundizando en esta línea, para llegar a generar algún diagnóstico a escala nacional.

El hecho de que estas metodologías no estén siendo implementadas en la educación secundaria del país responde a problemáticas como la desvinculación entre la investigación y el aula: "Los docentes además en el colegio no tienen mucho tiempo como para dedicarlo a leer investigaciones o revistas", recalca la investigadora. Asimismo, menciona la existencia de un componente en la formación profesional de los profesores, en el que se mantiene la enseñanza por métodos tradicionales: "Formamos profesores de una manera tradicional pidiéndoles que sean innovadores, pero acá la mayoría de los cursos de Física son expositivos, y después les pedimos a ellos que no enseñen de esta manera en la escuela".

La relevancia de este Fondecyt iniciación -para la Dra. Hernández- es que ha generado un proceso de reflexión que considera a los estudiantes, el contexto, las escuelas y la formación de los profesores, previo a la implementación exitosa de las metodologías, y que podría ser replicado en otras comunidades de desarrollo profesional. Lo más importante, según la académica, es lograr trabajar en conjunto con los pares docentes, hacer constantes diagnósticos de trabajo, y reflexionar sobre los roles del profesor y los estudiantes en el aula. Este es un proyecto que demuestra la viabilidad de hacer clases diferentes, que promuevan el aprendizaje activo en el aula, sin necesidad de grandes cambios.

 

Sobre la investigación

El proyecto Fondecyt iniciación 2017 "Impacto del aprendizaje activo sobre la autoeficacia y conocimiento de los estudiantes de enseñanza media en Física, con perspectiva de género" busca estudiar el impacto de las metodologías activas en estudiantes de enseñanza media, para el ramo de Física, a través de una propuesta de implementación en el aula. Es integrado por la investigadora de la U. de Santiago, Dra. Carla Hernández, y la colaboración de la Dra. Silvia Tecpan y el Msc. Damián Ruz. Más información sobre la Comunidad de desarrollo profesional Docente en Física y el proyecto, se puede leer en el siguiente link.

 

El proyecto fue puesto en marcha en cinco colegios de la Región Metropolitana, e incluyó jornadas de trabajo con docentes de Física durante un año. Mediante la aplicación de instrumentos que evaluaron el aprendizaje de estudiantes secundarios en el ramo de Física, se constató la eficacia de las metodologías activas para disminuir las brechas de género en la educación científica.